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20-ABRIL

Para ti

Ahí estaré

Ahí estaré    

Estamos preparados para terminar con nuestros cometidos en un momento dado, eso no debería desanimarnos, no deberíamos perder la perspectiva, cegar nuestro sentimiento, imposibilitarnos de saber que lo importante no es lo que has dejado, sino lo que has vivido.

En vez de entristecerme por lo que ya no es me alegro por lo que fue.

Me alegro de haberte leído cada día, de que nuestros caminos un día se encontraran, de haber disfrutado de tu lenguaje fluido y seductor, de tu prodigiosa capacidad con las palabras, de tu habilidad expresiva, de tu refinada ironía, en definitiva... de tu impecable estilo.

Estés donde estés... siempre estaré contigo.   

Me preguntas...

Me preguntas... En mi vida cotidiana no dejo entrever los sentimientos que me atosigan, mi comportamiento ante los demás no deja descubrir lo que mi corazón siente y, a pesar de ello “ella” me preguntó. No usó las palabras pero sé que en su mirada se escondía una pregunta, aunque no necesitaba respuesta.
- Desapareció – le dije sin que ella me preguntara.
- ¿Por qué? ¿Qué pasó? Me interrogó esta vez con una voz tierna.
- Si pudiese te lo diría, pero no hay respuesta, no tengo respuesta porque nunca lo supe.
No hizo falta darle más explicaciones, ahora es ella la que responde a todas esas preguntas que yo me hago y no me sé contestar:

La angustia que produce una pérdida lleva incluido un proceso de dolor. Un proceso de luto que no termina hasta que no se es capaz de aceptarlo. Y lo peor de todo es que, sin una explicación, sin un saber por qué, es más complicado olvidar y entender el porqué se tiene que olvidar. Y más cuando todo sucede sin causa aparente; buscas explicaciones en cualquier parte, buscas razones a lo que no las tiene, das vueltas y vueltas a la cabeza sin obtener una respuesta.
El dolor es comparable al de la muerte de un ser querido del que no has podido despedirte; Tan solo nos queda una cuenta pendiente, perpetuamente pendiente…

Mucha mujer para ti

Mucha mujer para ti

Estos últimos días no han sido los mejores de mi vida, ni de buen trozo. Aunque, hoy me siento más fuerte. Sentí que mi independencia de ti iba tomando forma, que poco a poco puedo prescindir de ti. No puedes hacerte una idea de la cantidad de batallas que a diario libra mi interior. ¿Sabes lo qué busco? Darme cuenta que las soluciones a "mi" problema (es decir: tú) está en mí; no tengo que buscar soluciones más que en mi lado más oculto, él nunca me engaña.

A veces, muchas veces, me he visto planeando estrategias con el único fin de satisfacerte, de que me vieras como la "mujer ideal" de la cual no pudieras prescindir. Hoy soy capaz sentir que, tal como soy es suficiente y, a ti ya te viene largo. En eso va a consistir mi terapia, en sentir lo que ya es indudable: demasiada mujer para ti.

A solas con mi corazón

A solas con mi corazón

 

Hoy he querido mirar atrás. Necesitaba pensar, meditar sobre mis sentimientos. Los tenía olvidados porque así no me hacen daño o quizá, no hacen daño porque los he querido olvidar.

La mente recurre, a veces, a archivar los archivos dolorosos en una carpeta temporal; lo malo de esa carpeta es que siempre está ahí como "pendiente" hasta que la mente está preparada para digerir las circunstancias que los llevó allí.

Siento la necesidad de parar el tiempo, cerrar los ojos y escuchar en mi interior. Quiero sentir los latidos de mi corazón, que su armonía me diga por quién se sobresalta, si la media sonrisa que llevo dibujada en mi cara es consecuencia de una mentira piadosa por no querer aceptar la verdad.

Ya no le quiero.... Otra mentira más.

Todo lo que quedó

Todo lo que quedó

Hoy, desde hace muchísimo tiempo, no has sido tú quien interrumpió mi sueño.

Pensaba que mi sufrimiento por ti era único, pensaba que en este mundo eras la única persona capaz de hacerme daño y seguir adelante como si nada hubiese pasado. Es evidente que me equivocaba. No sólo el amor me puede dañar; la amistad también lo hace y ¡de qué manera!

No me era desconocido el modo de comportarse de otras personas, aunque, nunca las comparé con tu sufrimiento. Hoy sé que sí, en pocos días tanto la amistad como el amor me han hecho sufrir. Y repito...  ¡de qué manera!

La culpa no existe, sólo es un duende que usamos a fin de salvarnos o castigarnos. De nada te ha servido arrepentirte de un pasado. Claro que, en un arrebato romántico, afirmaste que eras culpable. Sí, culpable de no haber sabido encajar lo que nunca ajustó, de haber amado como no deberías haberlo hecho. Y, si de culparse se trata, ahí también me culpo yo. Amé como nunca debí hacerlo, pequé de ingenuidad ante tus palabras, amé con toda el alma. Mea culpa.

La sentencia dice que los dos somos culpables, sí, pero ten en cuenta que el tribunal fuimos nosotros y, a pesar de ser dura... no la vamos a recurrir.

Sin ti

Sin ti

Hoy empiezo un nuevo camino. Sin ti, sola... como ya tenía por costumbre hacerlo. Esta vez será la última. Nunca más a mi lado.

Aprendí en diez días lo que no hice en dos años... En el amor no sirven los remiendos.