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20-ABRIL

Indefinidos

Adicciones

Adicciones

Sigo por aquí, luchando contra mis adicciones. Librando una dura batalla que no estoy segura de ganar. Me superan en número; tres contra mí y,  lo que es peor,  una de ellas es mi Talón de Aquiles, como pierda esa las tengo todas perdidas.

1ª Adicción: Tabaco.

2ª Adicción: Él

3ª Adicción: Chocolate.

La primera de ellas no ha supuesto un gran esfuerzo a pesar de que mucha gente lo considera un imposible. Después de un mes lo tengo superado, creo.

La segunda…. ¡Ay la segunda! Qué más quisiera yo que existiera un parche, medicamento mágico o alguna mora verde que me curara. Ni los mejores consejos me alivian. -Tienes que quitártelo de la cabeza- me dicen pero, nadie tiene la fórmula para hacerlo.

Y la tercera… qué decir de la tercera, que es consecuencia de la segunda  y, a su vez (la segunda adicción),  será la consecuencia de que pierda la primera.

Tengo que situar mi Talón de Aquiles en otro lugar. ¿Alguna mora verde entre el público?

 

 

 

¿Círculos?

¿Círculos?

Quisiera decirte cuatro cosas pero, no lo haré. Es tu vida y tú sabrás qué haces con ella.

Ni tan siquiera me gustaría que leyeras esto aunque… estoy segura que lo harás.

Juego con la ambigüedad de las palabras y, aunque diga esas cuatro cosas, nunca sabrás que van dirigidas a ti.

Sigues el mismo camino de siempre, ese camino que está trazado a base de círculos que giran y giran una y otra vez. Círculos que empiezan y acaban en el mismo lugar, la soledad.

Siento tristeza por ti (aunque no te lo creas) cada vez que te veo dar la vuelta al círculo porque, más que un círculo cerrado, se me antoja un espiral vertical y, a cada una de las vueltas que le das, vas cayendo más y más bajo.

 

Cada día me alegro más de haber conseguido cerrar “mi círculo”.

Mosca cojonera

Mosca cojonera

Había oído hablar de la "mosca cojonera". Siempre pensé que su nombre estaba relacionado con lo que vulgarmente llamamos "tocar los cojones" aunque, hablando en un lenguaje más indicado para un lugar público como es este, podría decir que la principal característica de dicho insecto es la persistencia en el incordio.

No me ha extrañado nada cuando he acudido al buscador por excelencia (Google) y encontré cierto artículo en el que dice: Existe una colonia importante en Castelldefels, donde se ha comprobado que el contacto entre varios individuos de la especie les saca de su aletargamiento, llegando a producir incluso mutaciones en humanos. Personas que nunca habían mostrado sus ideas pueden llegar a metamorfosearse en mosca cojonera.

Otras de las cualidades del subsudicho insecto que me ha llamado la atención es que no siempre actúa. Deja pasar la vida sin hacer acto de presencia hasta que, algún día, cuando ve que la persona en cuestión actúa según sus propias normas, empieza de nuevo con el "vuelo cojonero"

La localización de dicha mosca me ha hecho cierta gracia ya que, aunque el artículo está escrito en clave de humor, sí estoy llegando a pensar que pueda tener algo de cierto.

 

Relaciones

Relaciones  

... más tarde empecé a pensar en las relaciones, hay relaciones que te abren puertas a cosas nuevas y exóticas, otras viejas y familiares. Relaciones que te hacen preguntarte muchas cosas. Relaciones que te llevan a cosas inesperadas; unas te llevan lejos del punto del que saliste y otras te devuelven ahí. Pero la relación más emocionante, difícil y significativa de todas es la que tienes contigo misma... y si encuentras a alguien que te quiera por ti misma... bueno, ¡eso es fabuloso!"

 

Carrie Bradshaw

 

Nada

Nada  

Borré tu nombre, borré mi mente y por borrarse, hasta la pizarra de mis esbozos se borró. Quedo en nada, en un nada frío, ambiguo, un nada que por no contener no contiene ni sentimientos. Fue un delirio de locos, espejismo de nada que nada reflejó.

Y en este largo letargo, navegué a la deriva de la nada y nada encontré. Ahora sé lo que hay en nada, palabras que nada me dicen, contestación desprendida de una pregunta que nada tiene que contestar.

Hay un corazón que nada siente,  el rostro de una persona que nada perderá porque nada tuvo y... sin nada se queda.

Y aquí sigo, flotando en la nada, encallada en este puerto. Aquí me quedo porque ya no quiero nada.

Ni tan solo a ti.

Tras la puerta

Tras la puerta  

Siento como si por el ojo de una cerradura me estuviese observando mientras le explico a estas páginas. Me siento diciéndole que algunos escritos son sobre momentos llenos de la ingenuidad de querer aprehenderlos, de tener esos instantes como si de una fotografía se tratase. Reconozco que otros no eran más que fantasmas que me rondaban por la cabeza. La mayoría de las veces fueron para quienes quise y dejaron huella. También ocupan un lugar en estas páginas aquell@s de los que no supe prenderme y que, sin quererlo, pasaron fugazmente, como pasan los amores de verano. Otros, como no, son mis sueños, mis ilusiones, mis deseos, mi tesoro.

Seguiré contándole a estas páginas mis sueños, mis vanidades, mis mentiras y mis deseos porque... mi tesoro ya lo tengo.

 

Jóvenes

Jóvenes  

Los y las jóvenes de mi generación crecimos cumpliendo unas normas de conducta que ni nos convirtieron en personas reprimidas, ni nos dejaron traumas, ni coartaron nuestra libertad. Eso sí, estábamos cansados de que nos hablaran de la importancia de los "principios" y de los "valores". Padres y educadores nos hacían permanentes reflexiones sobre el respeto, la consideración hacia los demás, el comportamiento en la mesa, el orden, la forma de tratar a los mayores y, por encima de todo, la necesidad de preservar la propia estimación, la dignidad.

Si esos valores estuvieran asentados hoy en nuestro país, el botellón sería un mal sueño; la policía a las puertas de los colegios nos parecería ridícula; los críos irían al colegio seguros de que no iban a sufrir ningún tipo de agresión verbal o física.

Los tiempos han cambiado, es cierto. Pero algunos conceptos tendrían que haberse mantenido contra viento y marea.

Parte de un escrito publicado en la revista Hola por Pilar Cernuda.

P.S. Me pareció interesante la reflexión.

 

Incultura nacional

Incultura nacional  

Vivo en un pueblo turístico y, como cada año por estas fechas, ya empezamos a tener los primeros "borreguitos" dando el espectáculo.

Esta mañana, como de costumbre, me dirigía a tomar mi café cuando me encontré con un grupo de ellos y, no penséis que lo de borregos se debe a un insulto, no, se debe a que van en fila, como los borregos. Ocupan todo el espacio destinado a los viandantes (que no es mucho) Van cargados con sus maletas a cuestas de un lado para otro; los pobres (y digo yo que deben ser pobres por la mísera suma que pagan por su estancia) no tienen suficiente con llevar todo el equipaje a cuestas que, encima, no se les ocurre nada mejor que llevarse de recuerdo uno de esos enormes sombreros mejicanos. ¿Aún no se han dado cuenta de que lo que se lleva en España es la folclórica? ¡¡ Qué incultura nos rodea por Dios!!

La buena educación consiste en.....

La buena educación consiste en.....  

Dicen que los chicos de hoy día son unos mal educados. Dicen que el sistema educativo no va bien, pero... también dicen que mucha culpa la tenemos los padres por defender a nuestros hijos y quitarles autoridad al profesor frente a un castigo; yo digo que también los profesores tienen la culpa y si no... para muestra un botón.

Mi hijo de doce años está siendo acosado por compañeros de clase desde inicio de curso. Ya ni enumero las jugarretas que le hacen, son tantas que no tendría espacio en este lugar. Hoy no me voy a referir a las "putadas" que le propinan los compañeros, que ya de por sí son crueles sino a una profesora que no tiene el más mínimo sentido de lo que es educación y respeto.

El niño tiene un problema de crecimiento debido a unos medicamentos que tomó durante unos cinco años y, aunque los laboratorios advierten un posible retraso en el crecimiento, no lo aseguran. Yo sí estoy segura de que es así, lo mismo que su endocrino. La cuestión está en que, hace un par de días en una de las clases, uno de los mal llamados compañeros le dijo: ufff, el lavabo apesta a mierda, como el Fari (apelativo que le han impuesto para jactarse) Todo eso ocurría en una clase de 14 niños y mientras la profesora explicaba la lección (no creo que sea muy difícil oírlo con tan reducido grupo) Mi hijo, rabioso por el insulto, le dice al niño autor del insulto: "pijo nano" La profesora ni corta ni perezosa hizo levantar a mi hijo y a cada uno de los trece restantes para compararlos en altura y a cada uno que pasaba le decía: ¿ves? Otro más alto que tú...Así hasta llegar al último y concluyéndole a mi hijo con: eres el más enano de la clase y ahora si te llaman enano no te quejes porque te lo he demostrado.

Así ha sido, ahora además de "Farí" le llaman "enano" y todo gracias a la profesora. Mañana me acercaré al colegio para agradecérselo y de paso... quizá compare mi altura con la de ella y así, sin remordimientos por mi parte ya que parece que es de buena educación, le podré llamar enana. Creo que también debo aprovechar la visita para indicarle que en la jerga infantil popular las palabras "pijo nano" significan niño pijo.

 

Con cariño

Con cariño En estos días la normalidad, mi normalidad, ha sufrido algunos cambios y, cuando eso pasa, pierdo estabilidad. La vida es así de impredecible y a mí me descoloca, me deja un  mal sabor de no saber cuándo ni dónde podré volver a situarme.

Hoy no escribiré sobre mis sentimientos hacia ti, ni tan solo de los sentimientos de ti hacia mí, hoy hablaré de esos sentimientos que tenemos por algunas personas que, aún sin llegar a quererlas, sabemos que apreciamos cuando nos damos cuenta que no están a nuestro lado.

Una persona a la que conocía "de toda la vida" nos ha dejado. Sabíamos que pasaría, que un día u otro nos levantaríamos con la noticia de que Mari ya no estaba entre nosotros pero, como todo en esta vida, no pensamos que "hoy" sería el día.

Vivíamos en el mismo pueblo, en el mismo barrio e íbamos al mismo colegio. Aún sin llegar a ser amigas, sí coincidíamos en los mismos grupos y nos teníamos mucho aprecio. Nunca fuimos amigas íntimas porque un año nos separaba y, en esa época, un año de diferencia es mucho cuando una es una niña y la otra toda una adolescente.

Con el pasar de los años el contacto continuó, yo visitaba su comercio a menudo y ella pasó a ser clienta mía. El cariño que nos profesábamos continuaba y se hizo más latente cuando las dos coincidimos en el primer año de colegio de nuestros hijos. Aún recuerdo el primer día que llevamos a nuestros hijos al colegio. Para ellos era una situación nueva, un sitio desconocido, unas personas ajenas a su entorno a las que no habían visto en su vida y para nosotras, lo mismo. Mientras esperábamos a que los niños entraran en clase y sin saber porqué, buscábamos caras conocidas, quizá para no sentirnos tan solas en ese momento tan emotivo en el que ves cómo tu hijo se aleja de ti por primera vez. Porque no lo vamos a negar... los niños entran llorando, pero las madres nos quedamos con las ganas de soltar una lagrimita y si no lo hacemos es por lo de "qué pensarán los demás"

Pasamos toda la EGB viéndonos casi a diario, comentando las jugadas del día a día, encontrándonos en las cenas de fin de curso, preparando las comuniones de nuestros hijos y, todo eso durante diez años. Mucho tiempo para que el  cariño que sentíamos de niñas se acrecentara durante esa década.

Un día Mari me comentó que le habían detectado un bulto en un pecho. Lo hizo con gran entereza como diciéndome con sus ojos "Tú no te preocupes que yo no lo estoy, esto lo venzo yo como  mujer valiente que soy" Así fue, Mari venció al molesto tratamiento, a la caída del cabello, a las preguntas inoportunas y siempre, con una sonrisa en la boca. Nos venció a todos, pero no al mal que llevaba dentro.

Un día,  después de cuatro años, me comenta muy ilusionada que estaba tan bien que le iban a reimplantar el pecho; me alegré por ella, de verdad, sentí emoción al pensar que sólo había sido un susto y, que ella, con su fortaleza, había conseguido dominar al mal pero... Al hacerse la revisión para la operación le dicen que el cáncer se le ha extendido a los huesos. Mientras ella me lo contaba yo me desmoronaba y era ella la que me daba ánimos a mí. Me decía que si lo había superado una vez podría con una segunda, que sólo era necesario desear mucho una cosa para que así sucediese. La creí, pensé que ella sí podría pero... Mari empezó a quedarse sin fuerzas en las manos, a quedarse ciega, a depender de los demás. Mari se fue apagando poco a poco hasta que se nos fue.

Me gustaría recordar las palabras que pronunció el cura durante el sepelio, no puedo, sólo llego a recordar algo así: ¿Por qué decimos que Dios es justo si se ha llevado a una madre, esposa e hija en mitad de su vida? ¿Cómo voy yo a hablaros en nombre de Dios si no puedo defender lo que ha hecho?... Son preguntas que algún día me gustaría saber la respuesta.

Mari, no te lo dije nunca pero... Te echo de menos.

JUSTO O INJUSTO

JUSTO O INJUSTO Muchas veces he hablado sobre mi idea de "justicia" y sobre lo que pienso de la "verdad". Ayer sin ir más lejos, la conversación con un amigo derivó en que, según él, no tengo suficientemente claros los dos conceptos. Seguramente, pero creo que no son términos que me obsesionen sino que salen de mí de forma subjetiva.

Es injusto no tener conocimiento de la verdad aunque muchas veces la misma verdad sea injusta lo que no  significa que la mentira sea justa porque, sea piadosa, o malévola, siempre será injusta. Si la verdad es justa, tengo derecho a saberla, y si tú me engañas es que eres injusto y, si eres injusto, no tienes derecho a saber mi verdad. Así que, o te lanzas a decirme la verdad o dejas de  de preguntar.

Batallas libradas

Batallas libradas  

Siempre creí que las heridas de guerra son merecedoras de admiración, no porque piense que librar una batalla sea algo glorioso, sino porque la propia vida te las sirve en bandeja y, por mucho que no estés de acuerdo con ellas, el hecho de poder exhibirlas significa, como poco, haber subsistido.

Hoy cerré una herida de guerra. Di carpetazo a una etapa virtual que ya duraba más de seis años. Ya no me duele la herida... como mucho notaré el tiempo cambiante.

Después de todo las computadores se rompen, la gente se muere y las relaciones se terminan. Lo mejor que podemos hacer es respirar y reiniciar. (Esta última frase es de Carrey, Sexo en New York, me encanta)

 

Deseos

Deseos  

Hoy no soplaré las velas aunque... pensaré en ese deseo que nunca llega a cumplirse. Tú formarás parte de él.

Sin sentido

Sin sentido  Esta mañana, mientras planchaba (sí, también plancho) un pensamiento agolpaba mi cabeza. A veces, aunque parezca muy concentrada en otras cuestiones, alguna de mis neuronas va por otro camino y, en consecuencia, me encuentro en dos lugares a la vez.

Lo que empezó como un pequeño desvarío, acabó centrando toda mi atención. Poco a poco dejé en un segundo plano lo que estaba haciendo para centrarme en llegar al meollo de la cuestión: Analizar el sentido de la vida

Interrumpí mi análisis en el punto en que concluí que, la vida en sí era una mentira aunque, semejante idea entró en desacuerdo con la importancia que pudiera tener una mentira por si misma. Poco más tarde pensé en la gran variedad que existen; Algunas miserables, otras más útiles, unas engañosas, muchas  tramadas, bastantes malignas, otras mortales y las más... imperdonables.

Tanto pensar no me ha llevado a ninguna conclusión, pero prometo retomar el tema en cuanto encuentre el sentido... a la vida, por supuesto.

Desde la cama

Desde la cama  

Cuando me acuesto, después de todo un día de contratiempos, me da por hacer un resumen de los conflictos surgidos durante el día. Para algunos tengo remedio, otros superan mis ganas de batallar. Hoy he librado una batalla con la tecnología. Ella ganó y yo perdí; mi teclado se ha puesto en mi contra (se alió con el ratón) y no me deja escribir.

Esta mañana soporté el discurso de un amigo recriminándome lo mala amiga que soy.

Llego a casa a medio día y ¡Zas!... no les gusta la comida que preparé.

Por la tarde... otra amiga me dice que, sintiéndolo mucho, se le ha roto el reloj que le dejé (mi preferido)

Realmente ha sido uno de esos días en que lo malo de uno son los demás.