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20-ABRIL

El peligro de algunos juguetes

El peligro de algunos juguetes

Eran amantes desde hacía varios años, más de cuatro para ser exactos. A pesar de que dicen que el tiempo calma la pasión, ese hecho no se producía en ellos. Cada encuentro era como el primero. Las brasas que dejaban encendidas, dado que las citas no eran tan próximas como ellos deseaban, se prendían con el primer beso; como si en aquellos instantes un vendaval las avivase al momento, como si el tiempo se hubiese detenido desde el último.

 Aún así, sin haber cumplido todos sus proyectos, un día decidieron que podían añadir algún complemento que aumentara el ardor del momento.

Él, sin preguntarle a ella, adquirió una serie de juguetes eróticos y se los mostró en su siguiente cita. Ella, que dicho sea, nunca había tenido la ocasión de observar los artilugios tan de cerca, pensó que, aunque no dijo nada, no le parecía buena idea sustituir el placer que le daba su hombre por el que le pudiera proporcionar todos aquellos chismes.

 Un día, después de muchas horas de amor, sexo y pasión y para sorpresa de él, fue ella la que le insinuó que podrían empezar por probar el más sencillo de todos. Ni que decir tiene que no sólo probaron con el más sencillo sino que, en vista del resultado sumamente placentero para ambos, decidieron que a partir de ese momento se harían imprescindibles en cada una de sus citas. Habían descubierto un nuevo mundo de placeres.

 Dado que los encuentros físicos eran esporádicos, él le comentó un día:

- Te voy a regalar uno de esos juguetes que tanto nos gustan para cuando no pueda estar cerca de ti. Para que pienses en mí cada vez que lo utilices.

- No por Dios, le comentó ella, ¿cómo voy a guardar algo así en casa? ¿Qué pasaría si mi marido lo descubre?

- Es pequeño, aunque potente. Encontrarás el lugar adecuado. Nada me gustaría más que sentir tus gemidos mientras te hago el amor por teléfono.

- Está bien, le dijo ella, en el fondo me gusta la idea, me excita pensar que es tu cuerpo el que me está dando placer no un simple aparato de frío metal.

Dicho y hecho, a los pocos días él le regaló un pequeño vibrador electrónico metalizado. Ni que decir tiene que esa misma noche y a través de la webcam pudieron comprobar que habían descubierto una nueva forma de amarse en la distancia.

Ahora el problema principal era que nadie descubriera su secreto así que, se dispuso a buscarle el lugar más adecuado. En un cajón no, ahí sería el primer sitio que buscarían. ¿Bajo el sofá? no, imposible, muy a la vista.... ¡Ya lo tengo! -suspiró ella pensando que sería el lugar donde más lo utilizaría- Cerca de la pantalla del PC. Así, no tendré que estar buscándolo cuando á conversación derive en pasión.

No, no puede ser, mi hijo se pasa muchas horas en esa habitación, estoy segura que en un momento u otro lo descubrirá.

Por fin, y después de mucho pensar, se le ocurrió que su bolso sería el lugar más adecuado. Tenía innumerables bolsillos, estaba siempre atestado de cosas inútiles y era difícil encontrar nada en él. Nadie se atrevería a buscar ahí, sabían que el bolso de mamá era como un pozo sin fin.

 La idea fue magnífica durante un tiempo pero, como la ley de Murphy siempre está ahí, no contó con que fuese otra persona la que un día registrara su bolso y...

Un día de esos en los que la familia se reúne en torno a un sinfín centros comerciales. Centros que parecen puestos en un perfecto orden para que puedas hacer una ruta, desde el primero al último. Centros en los que, aunque la primera pretensión era ir a pasar el día, siempre acabas con un montón de bolsas de no sabes qué porque no necesitabas nada.

Esa era la situación al entrar en uno de ellos. Ella iba cargada de bolsas, hacia mucho calor y pensó que la mejor idea era dejarlas en una consigna y, después de introducir el euro y guardar la llave en su bolso, decidió que tenía que ir a refrescarse la cara al baño (como siempre situado a la entrada de los centros)

Nada más salir del baño y pasar por delante de la puerta, en la que  además siempre está el guarda de seguridad con cara de pocos amigos, empieza el ¡piii, piiii, piiii! Ella no hacía más que mirar a todos lados, no podía ser ella, no, no... imposible pero, miraba adelante, atrás, a los lados y no había nadie más que ella y el guarda de seguridad que avanzaba hacia donde ella estaba. Toda la imagen que sus ojos podían alcanzar, a pesar del gran tamaño del local, eran: un guardia de seguridad avanzando y su familia a lo lejos observando qué estaba pasando. Tenía que reaccionar rápido, ¿qué podía ser lo que pitaba? Imposible ningún artilugio de la tienda porque aún no había pasado de la entrada. Cinturón metálico, no, no llevaba. Algún accesorio metálico. No, imposible. ¡Ya está, el vibrador ¡ Por Dios, no puede ser!. ¿Cómo lo hago yo ahora? ¿Qué excusa le daré a mi marido? ¿Qué dirá el guarda cuando lo vea? Tenía que pensar rápido. Nada más que acercarse el guarda ella le diría: No sé qué puede ser pero por favor, no me registre el bolso aquí.

Por un momento pensó que era mejor contarle toda la verdad al guarda, que tenía un amante, que le había regalado un vibrador... cualquier cosa antes que su marido se enterase. Estaba segura que él, el guarda, lo entendería. Y cuando ya estaba apunto de decir:

- mire Vd. Sr. Guarda yo.....

- Sra. He visto que dejó algunos paquetes en la consigna y que guardó la llave en su bolso.

- Sí, pero yo.... -acertó a balbucear-

- No se preocupe Sra. Sólo venía a comentarle que la llave lleva un dispositivo por si se olvidan de recoger sus pertenencias antes de salir del local.

- ¡Ah!, era eso -dijo ella sin atreverse a articular ni una palabra más-

- Que tengan un feliz día - le deseó el guarda sin más-

Con las piernas aún temblando se acercó a donde la esperaba su familia y su marido, preocupado por la situación, le preguntó ¿Cariño, qué ha pasado?

Nada cielo, que en esta tienda son muy amables y el guarda me ha indicado que no olvidemos recoger nuestros paquetes a la salida.

A partir de ese día pensó que el bolso no es el mejor lugar para un vibrador.

Vacaciones estivales

Vacaciones estivales

Llegan las vacaciones estivales, bueno no... digamos las vacaciones escolares que, al fin y al cabo, también son las mías.

Con ellas el ritmo de vida cambia, me levanto más tarde, me acuesto muuucho más tarde también. En esa época me puedo comparar a la cigarra que se pasa el día tumbada a la bartola. Cuando no es playa es piscina y cuando no siestecita en el sofá. Y no hablaré de las tardes-noches que nos pasamos en cualquier terracita al lado del mar.

Es mi mejor época del año... salvo por una cosa: que nuestros encuentros también están limitados. Entre los dos sumamos cinco pequeños espías que corretean todo el día por casa. Cinco mocosos que a la que suena el teléfono empiezan a preguntar: ¿quién es? Y claro... tampoco les podemos mentir cada día diciéndoles que es tu amiga fulanita o menganita porque, mocosos son, pero de tontos no tienen un pelo y seguro que la siguiente pregunta sería ¿Por qué le dices t’estimo a menganita?... ¡ayss niño, qué pesado estás en verano!

Aprovecho para decirlo ahora que no hay nadie: T’estimo.

Mosca cojonera

Mosca cojonera

Había oído hablar de la "mosca cojonera". Siempre pensé que su nombre estaba relacionado con lo que vulgarmente llamamos "tocar los cojones" aunque, hablando en un lenguaje más indicado para un lugar público como es este, podría decir que la principal característica de dicho insecto es la persistencia en el incordio.

No me ha extrañado nada cuando he acudido al buscador por excelencia (Google) y encontré cierto artículo en el que dice: Existe una colonia importante en Castelldefels, donde se ha comprobado que el contacto entre varios individuos de la especie les saca de su aletargamiento, llegando a producir incluso mutaciones en humanos. Personas que nunca habían mostrado sus ideas pueden llegar a metamorfosearse en mosca cojonera.

Otras de las cualidades del subsudicho insecto que me ha llamado la atención es que no siempre actúa. Deja pasar la vida sin hacer acto de presencia hasta que, algún día, cuando ve que la persona en cuestión actúa según sus propias normas, empieza de nuevo con el "vuelo cojonero"

La localización de dicha mosca me ha hecho cierta gracia ya que, aunque el artículo está escrito en clave de humor, sí estoy llegando a pensar que pueda tener algo de cierto.

 

Un día mágico

Un día mágico

Esta mañana me levanté con agujetas. Mis piernas no respondían a los estímulos que les daba mi cerebro. Dar un paso era tarea ardua para cada uno de mis pies; tampoco mis brazos respondían a ningún acto reflejo. Ese fue el primer síntoma de que me sería difícil disimular bajo las miradas inquisidoras de mis amigas. El segundo fue mirarme en el espejo, mi cara de felicidad me delataba aún más que mis torpes movimientos.

 Sigues siendo el culpable de mis dolencias.

  T’estimo.

Uno más

Uno más

Un año más. Cuarenta y cinco años soplando las velas y pidiendo ese deseo que nunca llega a cumplirse. Bien, tampoco voy a exagerar, los tres primeros sólo las soplaba por ver las caras de satisfacción que ponían mis familiares al ver lo graciosilla que era su niña y qué bien lo hacía. Ya en esos tiempos sabía cómo ganármelos.

Dicen que sólo puedes pedir un deseo y, como comprobado está que nunca se me concede, este año voy hacer otra cosa.... Dedicarme a encontrar la lámpara de Aladino. No, no lo hago por los tres deseos que te concede el genio, sino porque creo que me será más fácil encontrar la lámpara que cumplir ese único deseo. Os preguntaréis que ¿para qué quiero la lámpara entonces? Pues fácil... no derrocharé los tres deseos pero tendré un genio en mi vida.

 

 

Resumiendo

Resumiendo

Han transcurrido cuatro años y cuatro meses; de todo hemos tenido en ese tiempo: pasión, amor, deseo, sexo, placeres, ternura, dolor, amargura, miedo....

Cuatro años y cuatro meses, mil quinientos ochenta días. Un largo camino juntos donde también han tenido cabida palabras como éstas: Lágrimas, sonrisas, dudas, incertidumbre, desencuentros, indiferencia, desconfianza...

 Hoy encierro todas esas palabras en un solo significado: amor.

Relaciones

Relaciones

 

... más tarde empecé a pensar en las relaciones, hay relaciones que te abren puertas a cosas nuevas y exóticas, otras viejas y familiares. Relaciones que te hacen preguntarte muchas cosas. Relaciones que te llevan a cosas inesperadas; unas te llevan lejos del punto del que saliste y otras te devuelven ahí. Pero la relación más emocionante, difícil y significativa de todas es la que tienes contigo misma... y si encuentras a alguien que te quiera por ti misma... bueno, ¡eso es fabuloso!"

 

Carrie Bradshaw

 

En torno a un círculo

En torno a un círculo

¡Son tantas las veces que me dejo seducir por ti!, tantas las veces que obligo a esa voz interior impertinente y consecuente a que guarde silencio mientras disfruto por enésima vez de tus palabras, de tus caricias, de tus promesas, de tus susurros, tantas como tantas son las veces que me miento al escucharlas. Sentimientos perdidos, como perdida estoy yo mientras me entrego al ritual de quererte con todo mi alma, suspirando por poder acariciar ese hilo de voz que, en forma de susurro, acaricia mis sentidos. Me dejo llevar por esos sentimientos que me pierden y con los ojos cerrados te reconstruyo a mi lado, mi cuerpo se estremece al sentir el contacto de tus manos, mis labios sucumben a tus besos y mis brazos se aferran a tu cuello para atraparte en mí para siempre…. Minutos después el holograma se difumina, lo que antes veía claro ahora se va borrando y, una vez más, es cuando siento que nada ha cambiado, sigues siendo el mismo de siempre al que tantas veces amo como aborrezco.  

A solas contigo

A solas contigo

Hoy soñé contigo. No sé exactamente qué soñé, no lo recuerdo, pero sí sé que tu presencia aún seguia en mi habitación al abrir los ojos esta mañana. 

Es curioso el poder que puedo llegar a ejercer sobre mi mente para aislarme de este mundo y crear uno en el que sólo estemos tú y yo. Cierro los ojos con gran la gran fuerza que mi amor por ti me proporciona e invoco a mi alma para seguir teniéndote durante el sueño, tenerte para mí sola, ser sólo tuya. Aunque durante el día tengamos que ocultarnos, de noche espero tu presencia. En algún lugar de mi habitación te agazapas entre las sombras y esperas a que mis párpados caigan para cobrar vida. 

 Mañana, aunque el sol esté en lo alto, me tendrás a tu lado.  

Sin dudas

Sin dudas

Hoy vale la pena dejar en este lugar lo que siento. 

No imaginaba que íbamos a retomar la relación en el punto que la dejamos. Parecía que fue el día de ayer cuando nos vimos por última vez y, hoy, al sentir tus labios en los míos pensé que el tiempo se había parado a nuestro favor, que nada de lo que nos hemos reprochado durante ese largo periodo ha sido verdad. Que lo nuestro tuvo un principio pero, no tiene final. 

P.S: Passi el que passi ens estimarem sempre. Ara ja no tinc dubta.

Nada

Nada

 

Borré tu nombre, borré mi mente y por borrarse, hasta la pizarra de mis esbozos se borró. Quedo en nada, en un nada frío, ambiguo, un nada que por no contener no contiene ni sentimientos. Fue un delirio de locos, espejismo de nada que nada reflejó.

Y en este largo letargo, navegué a la deriva de la nada y nada encontré. Ahora sé lo que hay en nada, palabras que nada me dicen, contestación desprendida de una pregunta que nada tiene que contestar.

Hay un corazón que nada siente,  el rostro de una persona que nada perderá porque nada tuvo y... sin nada se queda.

Y aquí sigo, flotando en la nada, encallada en este puerto. Aquí me quedo porque ya no quiero nada.

Ni tan solo a ti.

Pienso en ti

Pienso en ti

Pienso en ti, más de lo que quisiera el pensamiento, menos de lo que me permite la razón, más allá del espacio, contando los minutos que separan el inicio de un amor.

 

Pienso en ti cuando extraño las caricias que imaginamos, cuando el pincel de tu dedo se secó, cuando huyo de mis miedos, cuando imagino que el mundo será de los dos.

 

Pienso tanto en ti, que de tanto pensarte ya no sé si habrá forma de olvidarte, tanto que entre las dudas voy añadiendo más amor.

  

Tras la puerta

Tras la puerta

 

Siento como si por el ojo de una cerradura me estuviese observando mientras le explico a estas páginas. Me siento diciéndole que algunos escritos son sobre momentos llenos de la ingenuidad de querer aprehenderlos, de tener esos instantes como si de una fotografía se tratase. Reconozco que otros no eran más que fantasmas que me rondaban por la cabeza. La mayoría de las veces fueron para quienes quise y dejaron huella. También ocupan un lugar en estas páginas aquell@s de los que no supe prenderme y que, sin quererlo, pasaron fugazmente, como pasan los amores de verano. Otros, como no, son mis sueños, mis ilusiones, mis deseos, mi tesoro.

Seguiré contándole a estas páginas mis sueños, mis vanidades, mis mentiras y mis deseos porque... mi tesoro ya lo tengo.

 

Lo quiero oír de tu boca

Entre las sábanas

Entre las sábanas

 

Intento escribir alguna cosa coherente durante el día, que es cuando más tiempo tengo, pero no, imposible enlazar dos frases con algún significado.

No es por falta de temas, de esos tengo muchos pero, cuando no me interrumpe el teléfono me interrumpe el ruido ensordecedor de las obras continuas a mi casa, así no hay forma.

Espero la noche o mejor dicho, la madrugada para pensar todo lo que me gustaría escribir, que es mucho pero... las mejores ideas surgen cuando mi cabeza está reposando sobre la almohada y entonces me falta lo más esencial, lápiz y papel. Tampoco es lo único que necesito para plasmar mis escritos, cierto es que poco podría escribir en la oscuridad. Aunque pensándolo bien.... Quizá sea que no me falta nada sino que me sobra. Me sobra la voz cercana que me dice noche tras noche: ¿Aún no has terminado de leer? Quiero dormir, apaga la luz.

Algunas veces por no oír tan molesto murmullo, sí porque a murmullo es a lo que me suena, me voy al salón y si el libro está interesante puedo quedarme hasta las cuatro de la mañana, incluso alguna vez he visto clarear el día. Entonces, como quien acaba de cometer un delito, me escurro entre las sábanas como si de una serpiente se tratara.

Esta semana, a falta de fuente de inspiración, recurrí a esas sábanas que me recuerdan a ti, esas que dejaron tu olor impregnado perennemente.

 

 

Por ÉL y para ÉL

Por ÉL y para ÉL

 

Hace un par de días llamé a una amiga para preguntarle sobre un tratamiento médico que sigue su hijo desde hace algunos años. Mi hijo se encuentra en la misma situación que el suyo y nadie mejor que quien ya ha pasado por ello para indicarme.

Terminada la conversación y después de mis innumerables preguntas, pacientemente contestadas por ella, fue ella la que me hizo una pregunta a mí. "¿De dónde sacas tanta fuerza, tanta entereza para sobrellevar todo lo que te cae encima?" En ese momento le contesté: Roser, el toro por los cuernos, no tengo más opción que ser fuerte, si no lo hago yo ¿quién lo va a hacer?

Después de reflexionar sobre lo que me dijo me he dado cuenta de que no es fuerza lo que tengo, no es valentía, es una lucha por la supervivencia, es emplear una escala de valores para decidir qué es lo más importante en cada momento.

 Todos tenemos problemas más o menos importantes en esta vida, y creo que debemos resolverlos conforme el valor que tiene cada uno, de esta forma puedo decir que mis energías las gasto en lo que más me preocupa, el problema médico de mi hijo. Todo lo demás es banal. Que si los amores correspondidos o no, que si el armario no está ordenado, que si me engordo un kilo...¡¡bah!! Qué les den a todas esas tonterías.

Desde hace unos años vengo insistiendo en que mi hijo no crecía como lo había hecho hasta ahora. La pediatra me decía que era normal, que un niño a cierta edad no podía seguir el mismo ritmo de crecimiento etc... Salía de la consulta nada convencida, ¿será la llamada intuición de madre lo que me hace llegar a obsesionarme?, eso me decía a mí misma para auto convencerme, pero algo en mi interior me decía que no, que estaba segura de que algo estaba pasando, así que, tanto insistí que al final me hicieron caso. Resultado: Déficit de hormona de crecimiento. Ahora todo es correr, pruebas y más pruebas para intentar demostrar a un Comité de Sanidad que mi hijo necesita hormona de crecimiento lo más rápido posible. Ya no me basta con tener que afrontar la enfermedad y sus consecuencias (podría quedarse con 150 cm.), ahora también se trata de luchar contra la Administración para que sean justos con un niño.

Mi fuerza, sí, esa de la que hablaba mi amiga, me lleva a buscar por todo el mundo la forma de conseguir la dichosa hormona en caso de que Sanidad me la deniegue porque... no es sólo cuestión de que te quieran financiar los 1.200€ mensuales, es cuestión de que ni tan solo te la quieren vender. No puedo estar viendo cómo pasa el tiempo y que el futuro de mi hijo esté en manos de unos señores que ni sienten ni padecen cuando emiten sus veredictos. Como yo sí padezco, siento y sufro voy a llegar al fin del mundo si es necesario para encontrarla.

Por si todo eso fuese poco, también debo luchar con la sociedad en general, los más allegados y los más alejados ya que, por respeto, te ves obligada a explicarles en qué situación te encuentras. Me cae el alma al suelo cuando una "amiga" te dice: ¿Cómo  dejas que le hagan todas esas pruebas tan peligrosas a tu hijo? Total... ¿qué más da que sea dos centímetros más alto? Claro está que la que me lo dice no sobrepasa mucho del metro cincuenta.

Y tampoco resulta nada agradable hablar con tu propia madre y que una vez que le has contado en qué situación te ves metida y esperando un atisbo de compresión por su parte va y te suelta: ¿Otra vez estáis liados con el niño? Pobrecito, dejadlo ya en paz. ¡¡Vamos!!, como si cada pinchazo que le dan a él no lo sufriera yo, como si cada ingreso en el hospital fuesen unas vacaciones para mí.

Ya ves, a pesar de luchar contra corriente sigo ahí, y ahí me mantendré, luchando contra todos y por lo que más quiero, mi hijo.

No

No

 

Hace unos días que sin decírtelo te lo dije, no me busques, no me rondes.  Ahí estás tú de nuevo, buscando una tercera oportunidad  ¿No son muchas ya?

Imploras mi perdón sin pedirlo. Buscas mi debilidad con tus cuatro palabras "Déjame regresar. Por favor"

Dices que para todo hay una explicación pero... yo ya las escuché todas de ti y ninguna cierta.

Has hecho que mis palabras más duras fueran dedicadas a ti. Que lo que nunca te dije en todo este tiempo te lo haya tenido que decir ahora. Ya no soy la persona débil que conociste, ahora me siento fuerte por haber superado mi debilidad por ti.

Me siento tan colmada de mí que ya nadie podría hacerme daño, ni tú. Quiero ser la mala yo también, sentirme dañina, diabólica, capaz de destruir todo lo que me impida seguir con mi camino. Quiero quemar toda esta adrenalina que llevo dentro, y ahora es el momento, en este justo momento sé que puedo y quiero sentir que las normas no son sólo para mí. En este momento sé que los derechos no son sólo para ti. Que los silencios no son sólo tuyos.

Aléjate

Aléjate

 

Siento tu presencia rondar mi existencia y es lo último que quiero, aléjate de mí. No habrán más oportunidades, ya te las di todas.

Tal vez si invadieses de nuevo mi  vida, sufriría un bache, estoy segura de que mis convicciones cojearían. Así que, no lo hagas, ni se te ocurra. No sigas mis pasos, no hurgues en mi vida y no aproveches mi debilidad para descolocar la paz en la que vivo. Sigue entre las sombras, como los fantasmas que nunca vemos y, permíteme que siga con mi tranquila vida que, de momento, es la única que quiero. Si alguna vez nos cruzamos procura que yo no te vea, si presientes que estoy cerca no me busques y si me encuentras haz ver que no me has visto.

 

Como si de ayer se tratara

Como si de ayer se tratara

 

El pasado viernes mi "peque" festejaba su cumple. Ya no es tan "peque", hace trece años que nació. Fue un veintinueve de junio; recuerdo cada detalle de ese día como si de ayer se tratase.

Faltaban aún diez días para el alumbramiento y el médico, en una de las visitas rutinarias, me dijo que porqué esperar a que se presentara en cualquier momento, que podíamos programarlo para, o al día siguiente o dentro de tres días. No lo pensé, sería al día siguiente; quería tenerlo entre mis brazos cuanto antes, aunque ello significara que a partir de ese momento dejaba de ser exclusivamente mío.

A las 15:35. después de pasar cinco horas con dolores, dolores que no lo eran tanto cuando pensaba que todo era por él, el médico, ya en el quirófano, me pidió que extendiera mis manos hacia él, pensé que formaba parte del protocolo del parto, algo así como comprobar la circulación de mi sangre; cual fue mi sorpresa al notar entre mis manos la cabeza de mi niño, sí, estaba ayudando a mi hijo a venir al mundo con mis propias manos. Aquella bolita gordita de pelo rubio y puños cerrados buscaba el calor de mi cuerpo... Le quise tanto desde ese momento...

Hoy, después de trece años, festejaré su brillante sonrisa, su tierna mirada, sus mimos de ángel. Festejaré los trece preciosos años de felicidad que me ha regalado sin haber hecho nada para merecerlo. Festejaré lo afortunada que soy al tenerlo.

Libre

Libre

 

No tengo ni idea de si estás vivo o muerto, si estarás bien o mal, si sigues siendo el mismo o no, y te puedo asegurar que ni ganas tengo de saberlo... cabalas en mi cabeza por una simple curiosidad, (tampoco deseo saberlo). Tampoco yo soy la misma. No, para nada. Lo creas o no, después de una experiencia tan maléfica, ahora soy más fuerte. De todo se saca provecho y, ahora es cuando me doy cuenta que en el fondo ha resultado efectivo para mí.

No me siento dispuesta para comprender lo que he aprendido o dejado de aprender, ni tan solo para buscarle una moraleja a la historia. Mientras más voy sacando la cabeza del agujero en que me aprisionaste, más cuenta me doy que soy libre, libre y segura de mí misma, sin temores ni angustias, sin esperar que mi felicidad dependa de los demás o, lo que es lo mismo, de ti.

Ya no necesito deshojar la margarita.